miércoles, 8 de diciembre de 2021

Prueba superada: 15.709 visitantes

    Cinco días de Feria y 15.709 visitantes, ese es el resumen que cierra el círculo de esta edición número 25 de la Euskal Denda. Desde el sábado hasta este miércoles, se ha desarrollado este macroescaparate artesano con un puente pasado por agua, viento y otras alertas, donde las medidas de seguridad han sido rigurosas y donde lo que más ha primado es volver a sacar a los artesanos de sus talleres y dejar a la vista los trabajos de casi dos años, puesto que el pasado 2020 no se celebró debido a la COVID -19. Con todo la organización la Asociación del Fomento de la Artesanía Tradicional, Arbaso, se congratula de “haberle podido tomarle de nuevo el pulso a la calle, a la gente, a nuestro público, algo absolutamente fundamental para la pervivencia de nuestros artesanos. Estamos orgullosos de cómo se ha funcionado, del respeto que ha habido. Creemos que ha sido un ejemplo a seguir”.
    No ha sido una Euskal Denda fácil, de hecho, la pandemia, la crisis, esta situación de emergencia sanitaria, que tiene constreñida a toda la sociedad, también se ha dejado sentir en la edición en la que se cumplían las bodas de plata. Sin embargo, con 15.709 visitantes se puede decir que se ha cumplido con creces el número estimado y previsto inicialmente por la organización. A juicio de Arbaso, “el hecho de que la Durangoko Azoka también haya movilizado a menos gente, se deja notar en nuestra feria. Pero hay que mirar las cifras de este año con perspectiva y son buenas”.
    Evidentemente todo ello ha redundado en unas ventas menores, “pero vender se ha vendido. Son las fechas que son, la gente sigue celebrando la Navidad, quizá antes se gastaba más a lo loco y ahora se piensa más, no se compra de forma compulsiva, pero los artesanos han vendido y desde luego esto hay que agradecérselo al público fiel”, destacaron los responsables de la organización.
    En Arbaso se quedan con la “espinita” de no haber podido celebrar una fecha tan señalada como son los 25 años, con una gran fiesta y la celebración de los Artetsu Sariak “pero ha primado el sentido común tanto desde un lado del expositor, es decir los artesanos, como desde el otro, el público ha sido muy consciente de lo que está en juego y se ha respetado la seguridad, por encima de todo”.
    En este sentido, durante los cinco días que se ha prolongado esta cita multitudinaria con la artesanía, las visitas han sido constantes. De ahí que en el tema de la seguridad se haya sido rigurosísimo. “Hemos cumplido con el aforo del recinto en todo momento”, y apuntaron que “cada vez que se iba a cubrir el cupo de personas permitidas en el interior, cerrábamos el acceso a los visitantes”.
    Tras esta maratoniana cita, Arbaso tiene ya la mirada puesta en la edición número 26, con la esperanza de que la pandemia sea un mal sueño y se pueda recuperar este peregrinaje multitudinario a Durango y donde podamos celebrar el reencuentro artesano-visitante”.

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