Cinco días de Feria y 15.709 visitantes, ese es el resumen que
cierra el círculo de esta edición número 25 de la Euskal Denda.
Desde el sábado hasta este miércoles, se ha desarrollado este
macroescaparate artesano con un puente pasado por agua, viento y
otras alertas, donde las medidas de seguridad han sido rigurosas y
donde lo que más ha primado es volver a sacar a los artesanos de sus
talleres y dejar a la vista los trabajos de casi dos años, puesto
que el pasado 2020 no se celebró debido a la COVID -19. Con todo la
organización la Asociación del Fomento de la Artesanía
Tradicional, Arbaso, se congratula de “haberle podido tomarle de
nuevo el pulso a la calle, a la gente, a nuestro público, algo
absolutamente fundamental para la pervivencia de nuestros artesanos.
Estamos orgullosos de cómo se ha funcionado, del respeto que ha
habido. Creemos que ha sido un ejemplo a seguir”.
No ha sido una Euskal Denda fácil,
de hecho, la pandemia, la crisis, esta situación de emergencia
sanitaria, que tiene constreñida a toda la sociedad, también se ha
dejado sentir en la edición en la que se cumplían las bodas de
plata. Sin embargo, con 15.709 visitantes se puede decir que se ha
cumplido con creces el número estimado y previsto inicialmente por
la organización. A juicio de Arbaso, “el hecho de que la Durangoko
Azoka también haya movilizado a menos gente, se deja notar en
nuestra feria. Pero hay que mirar las cifras de este año con
perspectiva y son buenas”.
Evidentemente todo ello ha redundado
en unas ventas menores, “pero vender se ha vendido. Son las fechas
que son, la gente sigue celebrando la Navidad, quizá antes se
gastaba más a lo loco y ahora se piensa más, no se compra de forma
compulsiva, pero los artesanos han vendido y desde luego esto hay que
agradecérselo al público fiel”, destacaron los responsables de la
organización.
En Arbaso se quedan con la
“espinita” de no haber podido celebrar una fecha tan señalada
como son los 25 años, con una gran fiesta y la celebración de los
Artetsu Sariak “pero ha primado el sentido común tanto desde un
lado del expositor, es decir los artesanos, como desde el otro, el
público ha sido muy consciente de lo que está en juego y se ha
respetado la seguridad, por encima de todo”.
En este sentido, durante los cinco
días que se ha prolongado esta cita multitudinaria con la artesanía,
las visitas han sido constantes. De ahí que en el tema de la
seguridad se haya sido rigurosísimo. “Hemos cumplido con el aforo
del recinto en todo momento”, y apuntaron que “cada vez que se
iba a cubrir el cupo de personas permitidas en el interior,
cerrábamos el acceso a los visitantes”.
Tras esta maratoniana cita, Arbaso
tiene ya la mirada puesta en la edición número 26, con la esperanza
de que la pandemia sea un mal sueño y se pueda recuperar este
peregrinaje multitudinario a Durango y donde podamos celebrar el
reencuentro artesano-visitante”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario